La osteoporosis es una enfermedad que debilita los huesos, aumentando el riesgo de fracturas. La nutrición juega un papel clave en su prevención y tratamiento.
El calcio y la vitamina D son esenciales para la salud ósea. Se recomienda el consumo de lácteos, pescados con espinas (como sardinas), frutos secos y vegetales de hoja verde. La exposición moderada al sol es fundamental para activar la vitamina D, pero en algunos casos puede ser necesario un suplemento.
También es importante asegurar una ingesta adecuada de proteínas, magnesio y fósforo, y evitar el consumo excesivo de sodio y cafeína, que pueden favorecer la pérdida de calcio.
Además, el ejercicio de impacto y de fuerza ayuda a fortalecer los huesos. Una alimentación equilibrada junto con actividad física puede mejorar la densidad ósea y reducir el riesgo de fracturas.