La anemia es una condición caracterizada por una reducción en la cantidad de glóbulos rojos o hemoglobina en la sangre, lo que puede afectar el transporte de oxígeno a los tejidos. Puede ser causada por deficiencia de hierro, vitamina B12 o ácido fólico, además de enfermedades crónicas o problemas de absorción intestinal.
La anemia ferropénica, la más frecuente, se debe a un déficit de hierro, ya sea por una ingesta insuficiente, pérdidas sanguíneas (menstruaciones abundantes, úlceras) o mala absorción. Su tratamiento nutricional implica aumentar el consumo de alimentos ricos en hierro como carnes magras, pescado, huevos, legumbres y vegetales de hoja verde. Para mejorar la absorción, se recomienda combinarlos con fuentes de vitamina C (cítricos, pimientos, fresas) y evitar inhibidores como el té, café o calcio en la misma comida.
La anemia megaloblástica, causada por deficiencia de vitamina B12 o ácido fólico, suele estar relacionada con dietas vegetarianas estrictas, enfermedades digestivas como la celiaquía o gastritis atrófica, o el uso prolongado de ciertos medicamentos. Se recomienda aumentar el consumo de alimentos ricos en estas vitaminas, como carnes, pescados, huevos y lácteos en el caso de la B12, y vegetales de hoja verde, legumbres y frutos secos para el ácido fólico. En algunos casos, puede ser necesario el uso de suplementos o inyecciones de B12.
Un enfoque nutricional adecuado no solo contribuye a corregir la anemia, sino también a prevenir su recurrencia, asegurando un aporte equilibrado de todos los nutrientes esenciales.