El estreñimiento crónico se define como la dificultad para evacuar con regularidad, lo que puede generar malestar digestivo, hinchazón y molestias abdominales. Las causas pueden ser múltiples, desde una ingesta insuficiente de fibra hasta sedentarismo, estrés o alteraciones del tránsito intestinal.
El tratamiento nutricional se basa en aumentar el consumo de fibra dietética a través de frutas, verduras, legumbres, cereales integrales y frutos secos. La fibra soluble ayuda a retener agua en el intestino, suavizando las heces, mientras que la insoluble favorece el movimiento intestinal.
La hidratación es otro pilar fundamental. Beber suficiente agua es clave para que la fibra pueda cumplir su función correctamente. Además, incluir fuentes de grasas saludables como el aceite de oliva puede mejorar la lubricación del tracto digestivo. En algunos casos, la fermentación de la fibra puede generar molestias, por lo que es importante adaptar la dieta según la tolerancia individual.